miércoles, 1 de junio de 2011

Por la corriente

Cierro los ojos y me dejo llevar. Con un poco de fuerza, me tumba sobre la cama y me besa con cariño.

Suelo decir que me gusta llevar el mando, que me gusta sentirme dominante, pero es tan agradable dejarme llevar, sentir que mueven mi cuerpo a voluntad, como flotando en una corriente de agua. Sus manos me mueven a su antojo, sus brazos me rodean y me abrazan. Con fuerza y delicadeza, me veo inmersa en un torbellino del que no soy capaz de salir, aunque no es que ponga esfuerzos algunos en impedirlo. El calor de su cuerpo me arrastra mas allá del confín de los mares; los besos que me da, me hacen viajar a lugares desconocidos. La tibieza de su ser me embriaga y me hace soñar.

Es tan extraño sentir todo esto, tan poco conocido para mi, creo ahogarme en este mar del que soy presa, pero enseguida una nueva y regocijante sensación me rodea y respiro de nuevo. Otra vez siento que tira de mi, que me lleva lejos, a sitios que aun no conozco, que su sola mirada me hace ver los mas oscuros lugares del universo.

Al fin la corriente deja de tirar de mi, siento como si el agua de un tranquilo río fluyera a mi alrededor, rodeándome.

Tranquilidad de nuevo, pero, me pregunto, ¿cuánto durará hasta que las corrientes vuelvan?